“Lo entregado al no”, había tomado aquel  título de una antigua creencia de la mitología vasca que hablaba de la sustancia gris de la que se alimentaba el mal. Decía la leyenda que todo aquello que siendo real negamos con una mentira se disolvía hasta transparentarse, hasta desaparecer, y pasaba a ser el alimento con el que se nutría el mal. Cuando un campesino mentía y negaba haber tenido una gran cosecha, la parte negada pasaba al mal. Si le habían nacido diez terneros y cuando se lo preguntaban decía que sólo habían sido cuatro, los otros seis pasaban al mal y hasta era probable que terminasen muriendo, pero lo  mismo ocurría cuando se negaba a la mujer amada o a un hijo bastardo o esa riqueza oculta que se desmentía tras ser preguntados. Todo lo negado se convertía en el alimento para el mal y,  su legítimo dueño había renunciado a él, terminaba por desaparecer para que la parte oscura del universo se cobrara su pago.  (Extracto de la novela de María Dolores Redondo Todo esto te daré)

El objetivo de esta entrada no es hacer una reseña sobre la última novela de María Dolores Redondo. Sin embargo, este fragmento de la novela me hizo reflexionar.

No destriparé la novela en absoluto, simplemente por contextualizar, decir que “Lo entregado al no” es el título de una novela dentro de la novela escrita por el protagonista, el cual hace la promesa a su hermana de que tras su muerte no la convertiría en  motivo de dolor. De este modo, fiel a su promesa, no elabora el duelo por su pérdida y algunos años más tarde comienza a ser consciente de que se le estaba olvidando todo de ella: su cara, su olor, su risa…Todo… Dándose cuenta de como en su empeño de negar el dolor, “se lo había entregado al no”, tal y como señalaba la creencia de la mitología vasca, y el “no” lo estaba devorando hasta hacer desaparecer su recuerdo, como si jamás hubiese existido.Este es el motivo que le lleva a escribir una novela con ese título para hablar de todo lo que no había querido hablar y para poner nombre a lo que no había querido nombrar.

Siento una especial atracción por la sabiduría ancestral que esconden los mitos, las leyendas o  las fábulas. Conectan con esa parte de mí a la que le gusta imaginar, y  a además me fascina el poder que tienen para transmitir complejos  aspectos relacionados con la condición huma de una manera sencilla y clara.

Por este motivo me atrapó eso de “la sustancia gris de la que se alimentaba el mal” como manera de explicar el mecanismo por el cual todo eso que negamos termina por desaparecer.

En este punto detuve mi lectura, ya que multitud de ejemplos de todo lo que una persona puede “entregar al no” comenzaron a acudir a mi mente: negar que  es válida… creativa… inteligente…guapa…buena… honesta, merecedora de amor… Así hasta un sinfín de aspectos que conforman lo que los psicólogos llámanos autoconcepto.De modo que todo aquello que ha sido entregado al no  jamás podrá ver la luz,  no podrá manifestarse, y si en algún momento lo hizo,  desaparecerá al igual que ocurre con los recuerdos del protagonista.

Sin duda una manera bastante poética de contemplar que al menos una  parte de mi trabajo consiste en  ayudar a rescatar todo aquello que una vez fue entregado al no,y engullido por él para que comience a hacerse bien visible, y poder brillar…

 

 

 

 

 

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